A Mortal’s Medicinal Elixirs ( William and Dr. Barrett ) Online Novel

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Capítulo 304

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Capítulo 304

Jonathan de repente confió tanto en Chiara que por un momento no supe qué

decir.

“Si ese es el caso, entonces continuemos con la investigación.”

En ese asunto, el Grupo Vargas sufrió un revés, y sabía que no lo dejaría pasar

así nomás.

Sin embargo, la inexplicable confianza de él hacia Chiara me hizo sentir un poco molesta.

No supe decir por qué, quizás solo fue mi orgullo herido.

Jonathan se acercó queriendo tomarme de la mano, pero al ver mi mirada,

desistió.

“Iris, no es lo que piensas, ayer ella tuvo un sangrado, la llevé al hospital. Su celular se quedó en la villa, y ella estuvo en el hospital hasta la madrugada del día siguiente.”

Al escucharlo me sorprendí un poco, pero recordando la palidez en el rostro de Chiara, todo parecía tener sentido.

Si había tenido un sangrado el día anterior, su estado al día siguiente era comprensible.

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“Además, en un momento se desmayó, y el médico tuvo que medicarla, ella… realmente no fue ella.”

Jonathan parecía sincero, por lo que asentí en silencio.

“¿El niño está bien?”

“Por ahora sí, pero hay signos de un posible aborto espontáneo. Pienso que en este momento ella no tiene la mente como para pensar en asuntos del proyecto de la empresa, sabes cuánto significa este niño para ella.”

La voz de Jonathan se volvió ronca.

Ese niño no solo era importante para Chiara, sino también para él.

Sabía que posiblemente sería su único hijo en los próximos años, y si podrían tener más, esa era otra historia.

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Creí en lo que él dijo, pero aún no confiaba en Chiara.

Si no había sido ella, ¿cómo se explica el contenido erróneo en la presentación de PowerPoint?

¿Acaso había sido alguien de mi equipo? Belongs to © n0velDrama.Org.

Jonathan ordenó que le llevaran todas las grabaciones de seguridad de la empresa, y para acelerar la revisión, también llamó a Estrella y a Alejandro.

“Estas son las grabaciones de seguridad de la empresa que se tomaron anoche, les agradezco su esfuerzo.”

Estrella no dijo nada, solo se sentó a mi lado y me miró, como preguntándome algo con la mirada.

En ese momento asentí, “Esto no es algo que mucha gente deba saber.”

Si alarmábamos al culpable, probablemente tomaría medidas.

Alejandro, como siempre, observó las grabaciones con seriedad.

Repentinamente, todas las pantallas de los ordenadores se apagaron por un

instante.

Estrella me tiró del brazo rápidamente, “Iris, ¿qué está pasando?”

Cuando las pantallas se encendieron de nuevo, mostraron archivos de virus siendo copiados y pegados sin cesar.

“¡Desconecten internet, apaguen las computadoras!” Dije intentando desconectar la fuente de alimentación de la computadoras.

Aunque no entendía mucho de computadoras, sabía que habíamos sido infectados con un virus.

La red interna del Grupo Vargas estaba conectada, y si algo salía mal, las consecuencias serían inimaginables.

Alejandro entró en pánico, intentó desconectar el internet, pero no lo logró a la primera.

Finalmente, fue Estrella quien rápidamente desconectó el cable de red, pero las grabaciones de seguridad ya habían sido completamente sobrescritas.

Supe lo que eso significaba; las grabaciones anteriores habían sido

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sobrescritas por archivos de virus, y sería imposible recuperarlas.

Cuando él personal técnico llegó, sacudió la cabeza con desaliento.

“No hay manera, no podemos recuperarlas, el departamento de seguridad también ha sido afectado por el virus, temo que…”

Las grabaciones se habían perdido.

Jonathan se puso pálido, y al mirarnos, su mirada se tornó helada.

“¿Cómo es que fuimos infectados con un virus?”

Estrella y yo nos miramos, negando con la cabeza.

Todos estábamos viendo las grabaciones, ¿cómo íbamos a saber cuándo entró el virus?

“Lo siento, Jon, apareció un anuncio y cuando hice clic para cerrarlo…”

Alejandro levantó la mano discretamente, explicando en voz baja.

Jonathan golpeó el escritorio con los documentos en su mano, “¿Eres tonto? ¿Cómo es que no puedes distinguir cuando un archivo inesperado es un virus?”

Alejandro bajó la cabeza, lleno de culpa,

“¿Cómo iba a saberlo? Las páginas web siempre están mostrando anuncios, ¿no?”

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